“Es la que marca el alcance de la actividad de la empresa. Esta perspectiva permite enfocar el esfuerzo y las acciones concretas en el crecimiento y la expansión de la marca”
Una empresa sin planificación, es un proyecto sin rumbo ni objetivos definidos. Poco importa el tamaño y el número de empleados. Tanto si eres autónomo como si diriges una pyme, la estrategia empresarial debe ser el centro de las operaciones y de las decisiones.
La estrategia corporativa es la que marca el alcance de la actividad de la empresa. Esta perspectiva permite enfocar el esfuerzo y las acciones concretas en el crecimiento y la expansión de la marca.
A la hora de planificarla, consiste en definir cuál es el mercado, a qué segmento se dirige y cómo diversificar los productos o servicios. Por eso, repasamos algunas de las principales posibles actuaciones dentro de la estrategia corporativa.
3 ejemplos de estrategias corporativas
Hay muchas formas diferentes de planificar una estrategia corporativa. En función de la actividad y de la previsión de crecimiento, podrás poner en marcha una serie de medidas.
1. Alianzas estratégicas
Si quieres ampliar mercado, aumentar la visibilidad y llegar a más clientes, dar con esos contactos clave es fundamental. Crear sinergias, unir recursos y generar ese win to win.
Una alianza puede ir desde realizar un intercambio no monetario (tú ofreces un servicio a cambio de otro), hasta compartir espacios de trabajo o aparecer como especialista con otro profesional o pyme. Para que funcione es imprescindible la transparencia, que se comparta una visión similar del negocio y que las dos partes sientan que se benefician con ello.
2. Integración (Crecimiento horizontal o vertical).
Esta estrategia permite llegar más lejos y adquirir un mayor control sobre el mercado. La integración puede ser vertical u horizontal. Esto quiere decir que una empresa tiene la posibilidad de crecer de dos maneras:
- Horizontal: la compra de otra empresa del sector permitiría ampliar los nichos y llegar a un público más variado.
- Vertical: incorporar una etapa (por ejemplo, el proceso de distribución si eres el fabricante) permite controlar mejor los costes y el acceso al mercado y crecer de manera vertical.
La integración también puede implicar incorporar en la plantilla a un colaborador, evitando los intermediarios e invirtiendo más en canales de producción, o introducir el proceso de embalaje en las tareas internas en vez de externalizarlo.
3. Diversificación
Las grandes empresas lo saben y diversifican los productos, las gamas y los mercados en los que actúan. Muchas compañías de teléfono tienen una marca low cost, o las energéticas una línea de energías renovables.
Puedes llevarlo a cabo en productos o servicios similares o abrir nuevos mercados sin relación aparente con tu actividad actual. Una manera de diversificar puede ser ofrecer un producto diferente, posicionarte en el plano offline y online o trabajar una vía de ingresos alternativa, como un infoproducto, una formación, talleres, etc.
Con Información de INFOAUTONOMOS.